Dime.

Hey, dime que te duele. El no haber sido la primera, el no haber llegado ni a la mitad de lo que ya han llegado o, sencillamente, ser su puta causa. Sí, debería obviar todo eso, vivir en mi ignorancia, en mi mundo y realidad, pero eso no es siempre posible.

Me gusta hundirme en mí...y notar el peso del mundo en mi garganta. Notar como mis lágrimas mojan mi cara, notar como los recuerdos me destrozan. Intento hacerme daño a mí misma, estar preparada para cuando lo hagan los demás. No estoy lista para subir escalones de dos en dos, ni para respirar entre cada palabra. Pero ahora mismo me gusta. Me gusta pasarme de vez en cuando para olvidar. Me gusta reírme sin sentido, mirar al cielo y creerme dueña de todo lo infinito. Por qué no, si podemos imaginarlo todo. Ahora puedo ser la reina de un país del norte, ser princesa, ver el horizonte con ojos de cristal, mirar al sol sin apartar la mirada. Un "sé que podemos con ello, pero no quiero" en mi cabeza, eliminar. 

Dime, por qué pica la herida cuando dicen tu nombre.

"Estudiando"

Son días de mucho estudio, de demasiado mundo inteligible, aunque...más que eso, parece que viva en la caverna de Platón...y este es el resultado:
Tú, mi terroncito de sacarosa, luz más importante que la del sol para la fotosíntesis, eres el fotón que excita a mi electrón, mi idea de bien, yo soy yo y mi amor, un Menos tu Vientre de Miguel Hérnandez, mi sistema incompatible indeterminado, mi límite que tiende a infinito, somos poliestireno...una enzima que no se gasta al catalizar, la histamina que aumenta mi permeabilidad, me comes cual fagocito a bacteria.
Eres la tesis de mi comentario de texto, de encuadre, al principio y al final, el núcleo de mi sintagma nominal sujeto, la S sorda a principio de palabra de tu nombre, el catión que se ha formado al suministrar con un beso la suficiente energía, eres el catalizador de mi sonrisa tonta, mi alelo dominante, dueña de mi alma tripartita...