10 de septiembre de 2013

Déjala ir.

Déjala ir, deja que el tiempo se os escape. Que los sueños se queden en eso, sueños. 

Eran felices, realmente lo fueron. Pero él, por mucho que lo intentó no fue nunca lo que ella buscaba, nunca fue suficiente. Ella necesitaba más pero él nunca supo verlo, no supo ver sus ganas de echar a volar. Todo tiene un final, nada es para siempre. Y cuando aceptó eso, la dejó ir...no fue él el que cortó sus alas esa vez. Por mucho que ella le pidió que no la dejara...ella en el fondo quería que lo hiciera, siempre quiso ser feliz. Rompió en lágrimas, renunció a su propia felicidad por la de ella, pero ella nunca lo vio llorar. Ella se quedó con tres recuerdos y una canción. Él con la esperanza de que ella fuera feliz sin él.

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