14 de septiembre de 2013

No hace falta elegir.

Hay momentos en los que es mejor tumbarse y reflexionar. Notar tu peso sobre el suelo, el frío traspasando tu ropa y la luz de la noche sobre tu cara. Cuando solo el pensamiento interrumpe en silencio, cuando tu corazón late tan fuerte que retumba todo tu cuerpo. 

No todo es blanco y negro, no siempre tiene el mundo la razón. Me gusta llevarle la contraria a las matemáticas y pensar que no siempre uno más uno son dos. Quién sabe, en realidad no dependemos de nadie. Podemos vivir perfectamente sin pensar en esa persona todas las noches...y todas las mañanas. Solo necesitamos de una cosa, de nosotros mismos. Si estamos conforme a lo que somos, conquistaremos mil océanos. No importa si hay tormenta, si llueve o truena; no importa si lloramos para luego reírnos más fuerte.

Y al pensar en todo, sin saber por qué, sonríes y lloras a la vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario