27 de septiembre de 2013

Viernes tarde.

Viernes tarde. El sol viste de amarillo Alicante. El aire húmedo entra por el balcón mientras el humo del último cigarro se escapa entre mis labios. Y la música se mezcla con el humo una vez más. Entre sorbo y sorbo de cerveza escruto el mar. Hablo para mí, las palabras revotan contra estas cuatro paredes.

Puede que estos cuatro acordes me recuerden a ti...o puede que ya no. Que esa realidad me gusta más. Tú siempre huiste de todos. Yo soy la única dueña de mí. 

El calor del sol quema mi piel, tus recuerdos se evaporan. No entras por la puerta. Ya no te sientas en tu lado del sofá. Ya no me asomo para ver si te veo llegar. Todo está bien. En el lugar más remoto de mi ciudad. En mi rincón preferido. Sigue siendo el sol mi único acompañante esta tarde.

No quiero eso. Quiero que vuelvas, que me prometas ese lugar, cada sueño, cada sitio que encontrar. 

Se apaga Alicante al igual que yo. Ya no me acompaña ni el sol. La luna juega a esconderse tras el mar. Reflejada su luz, al igual que la tuya al amanecer. Pero mañana será un nuevo día. Saldrá el sol otra vez. 

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